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Historias de juguete

 

En estas fechas decembrinas visitamos una gran juguetería en la ciudad de México, y de verdad, hasta el juguete que no me imaginaba, ¡existe!, y es que hoy en día, si de muñecas bebés hablamos,  todas parecen reales, y ni hablar de las Barbies, My scene, o Bratz, ya quisiera yo algún día haber tenido aunque sea una muñeca con todo ese guardarropa, mientras veía tanto juguete recordaba que mi primera muñeca “flaca” como yo les decía, no se llamo Barbie, si no Bárbara y me la regalo mi abuelita materna, estaba pelona y tenia tres pelucas y solo un vestido; pero nada que ver con las de hoy en día, y bueno decidí, recordar y escribir un poco de esa época por la que todos pasamos que es la infancia,  esa en la que no se tiene ni idea de lo que es la economía, ni partidos políticos y simplemente se es niño, dedicados  a jugar, porque a diferencia de hoy en día, en esos “ayeres” (y los que ya tenemos más de 30 años recordaremos) los niños salíamos a las calles, donde jugábamos a “las escondidas”, a “los bateados”, a “las traes”, a "amó a tó" etc. y regresábamos a nuestra casa, mugrosos, despeinados, y sudando, y hoy en día varios de nuestros niños, se sientan frente al televisor y juegan a que juegan, con algún juego de video esos tan de moda hoy en día, sin sudar ni una sola gota, y sin despeinarse, ni traer la uñas sucias de tierra después de hacer unos deliciosos pasteles de lodo. Así que busque en mi baúl de los recuerdos y me fui de metiche en los recuerdos de otros, los cuales me platicaron sobre sus juegos y juguetes que ellos recordaban, y comúnmente la gente mayor de 50 años decía: En mis tiempos, nosotros hacíamos nuestros juguetes. Las muñecas eran de trapo, las hacían, cosían y les realizaban ropa con pedazos de tela que había en casa, y las más agraciadas las tenían de porcelana con vestidos de encaje y peinado de caireles, y al acostarlas y levantarlas cerraban y abrían los ojos, y que tal las famosas muñecas para recortar llamadas “cuquitas” o “mariquitas”? las abuelas las recuerdan bien, yo recuerdo que mi libro de español de la primaria era gordo, gordo pero por las muñecas de papel que tenia adentro en cada hoja, eran hermosas, baratas, y muy divertida y que me dicen de esos trompos de madera con punta de clavo o el yoyo igual de madera y los caballitos con palos de escoba.

Ya yéndonos más para acá con los de 30 y tantos años, recordé algunos otros juguetes, como esos triciclos Apache que decía el comercial “Dura, dura, dura, apache!! ¡Yo quiero uno!”, o recuerdan el dichoso hombre elástico que era un muñeco gordo y súper pesado, el cual se divertía uno jalándolo, y que tal el muñeco y muñeca del hombre nuclear y la mujer biónica, y esos trenes chu chu, y  esas baterías de aluminio con las que las niñas jugábamos a las comiditas, y los juegos de té mientras conversábamos con las amiguitas y decíamos, “y fíjese comadrita”… y si salías de visita a jugar a  la casa de la vecinita ibas con tu muñecote envuelto en las cobijas viejas del ultimo hermanito, una bolsa con trastecitos ya incompletos y llenos de tierra pero eso si con todas las ganas de ser niños, y lo más gracioso es que teníamos diez, once años y aun jugábamos a las muñecas o muñecos a diferencia de algunos de nuestros niños de hoy en día.

Apenas platicaba con una pequeña de nueve años después de observar que recorría todos los pasillos de una tienda de juguetes sin atreverse a agarrar ni una muñeca y le pregunte:¿tu aún juegas con muñecas?, y muy apenada, me dijo: “No ya estoy grande”, y no supe ni que contestar, ¿a los nueve años se es grande?, y le pregunte, ¿pero porque? ¿te da pena? y así muy despacito me dijo “si”, “si me gustan las muñecas pero en mi escuela mis amigas dicen ya que estamos grandes”. Y ahí casi me muero de indignación, como!, tal vez no todos estamos concientes de que la infancia es la etapa más importante de la vida y que la felicidad que tengas en estos años maravillosos (ya parezco serie de televisión) tal vez dependa quien seas en la vida. Me parece es importante nunca olvidar esta etapa maravillosa ojala hubiera mas tiempo de infancia hoy en día, ojala hubiera menos inseguridad para volver a ver a los pequeños jugando en la calle, y que la imaginación maravillosa de los niños nos contagiara, porque ellos hacen un castillo de una humilde casa, o una gran cena de simplemente pedacitos de galleta.

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